La ley de Say
En
economía, la
ley de Say es un principio atribuido a
Jean-Baptiste Say que indica (1803) que no puede haber
demanda sin
oferta. Cuantos más
bienes (para los que hay demanda) se produzcan, más bienes existirán (oferta) que constituirán una demanda para otros bienes, es decir, la oferta crea su propia demanda. Expresado en palabras del mismo Say
- “[...] Un producto terminado ofrece, desde ese preciso instante, un mercado a otros productos por todo el monto de su valor. En efecto, cuando un productor termina un producto, su mayor deseo es venderlo, para que el valor de dicho producto no permanezca improductivo en sus manos. Pero no está menos apresurado por deshacerse del dinero que le provee su venta, para que el valor del dinero tampoco quede improductivo. Ahora bien, no podemos deshacernos del dinero más que motivados por el deseo de comprar un producto cualquiera. Vemos entonces que el simple hecho de la formación de un producto abre, desde ese preciso instante, un mercado a otros productos.(J.B. Say, 18031 )
La ley de Say también es conocida como la «ley de los mercados». Ésta propone que la
producción total de
bienes en una sociedad o sistema económico determinado implica una
demanda agregada que es suficiente para comprar todos los bienes que se ofrecen. Es decir, hay una continuidad en el
dinero circulante. Una implicación importante de lo anterior es que una
recesión no ocurre por un fallo en la demanda o por carencia de
dinero: dado que el
precio de venta de cada producto genera
ingresos o
beneficios suficientes para comprar otro producto sigue que nunca se puede dar una insuficiencia de la demanda puesto que aunque las personas ahorren en el presente deberán usar (ya sea
consumir o
invertir) ese dinero más adelante. Incluso en el caso en que muchos guarden su dinero, la situación no se modificará en lo substancial: los precios bajarán y se adaptarán al menor flujo de ingresos, sin afectar mayormente el empleo de recursos económicos (de la misma manera que un aumento del circulante no incrementa la demanda, una reducción del circulante no la disminuye; sólo los precios cambian).
Otra implicación de importancia es que la prosperidad debe ser aumentada estimulando la producción, no el consumo. En las palabras de
James Mill: “Si el poder de compra de una nación se mide exactamente por el producto anual ... cuanto más se incremente el producto anual, más - por ese mismo acto - se expandirá el mercado nacional, el poder de compra y las compras reales de la nación.
En otras palabras, la ley de Say se puede resumir en la proposición que la
oferta crea su propia
demanda, En parte su intención es explicar la imposibilidad de una situación de
sobreproducción y/o desempleo de recursos productivos.
Adam Smith sugiere esto pensando que por el simple hecho de sacar un producto al
mercado este ya tenía su
venta garantizada, no en el sentido que el productor podía entonces ignorar lo que quiere el consumidor sino de que “los recursos productivos no permanecerán indefinidamente ociosos por falta de demanda agregada”. Para él, eso produce una situación en la cual todos están interesados que el sistema funcione tan bien como es posible, una en la cual el uso de los recursos económicos tiende al máximo. Es decir, no puede haber una situación de «exceso de población». Estos fueron los primeros esbozos de solución al problema del
equilibrio económico.
Tomado el 15 de
marzo de 2013 de la pagina web:
http://es.wikipedia.org/wiki/Ley_de_Say
No hay comentarios:
Publicar un comentario